• Para la formación de palabras las lenguas cuentan con unos mecanismos cuyo conocimiento será de enorme utilidad para aprender y aumentar el léxico. De otro modo, tendríamos que recurrir sólo a la memoria. Estos mecanismos, semejantes en casi todas las lenguas indoeuropeas, no han sido explotados de igual manera en todas las lenguas. La composición, por ejemplo ha tenido un rendimiento mayor en griego que en latín. Además de los procedimientos intrínsecos de la lengua, se ha recurrido a lo largo de la historia a otras lenguas para formar nuevas palabras; en ese caso hablaríamos de préstamos, en los que una palabra entra directamente como pasó con theatrum tomada del griego θέατρον ("teatro") o de calcos semánticos, en los que una palabra se forma calcando los elementos que la forman, como en alemán ausgeben ("editar"), formado por aus-, que calca al latín e-, y geben ("dar"), que calca al latín dare. Pero estos recursos no son objeto del estudio de la morfología.
• Los procedimientos fundamentales para la formación de palabras son dos: la composición y la derivación pero no debemos olvidar a la parasíntesis y la onomatopeya.
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